Una de las fuentes de ansiedad en nuestra sociedad actual es el trabajo. Cuando experimentamos mucha exigencia y sentimos presión por hacer nuestras tareas bien, o tenemos poco tiempo para terminar objetivos, sentimos lo que comúnmente llamamos estrés laboral.

En realidad, estrés y ansiedad son lo mismo, pero socialmente no les damos el mismo significado, por lo que es importante diferenciar el uso que hacemos de estas palabras. La ansiedad es un trastorno psicológico que requiere terapia psicológica y a veces incluso medicación, mientras que el estrés es una respuesta a una situación de tensión que puede ser pasajera. Si la sensación se alarga durante meses o el malestar se generaliza a otros ámbitos de tu vida, puede que estés sufriendo ansiedad. 

El estrés laboral se refiere a cuando nuestra situación laboral nos supone una responsabilidad más grande de la que creemos que podemos asumir. A veces se piensa que el estrés laboral siempre viene por una sobrecarga de trabajo, pero también puede ser por tener demasiado poco. Sentir que no es estimulante lo que hacemos provoca malestar. Los extremos nunca son buenos.

¿Sufres estrés laboral?

Como decía antes, el tiempo que tenemos para hacer las tareas también influye, siendo uno de los factores desencadenantes de estrés laboral. ¿Te ha pasado que sientes que vas siempre con prisa en el trabajo? Si es así, analiza cómo te hace sentir esto y si necesitas ayuda, una terapia psicológica puede venir bien. 

Otro de los desencadenantes de estrés laboral, y este más relacionado con la parte que me toca, es el sentimiento de no ser lo suficientemente buenx en tu trabajo. A veces sentimos que no seremos capaces de cumplir un objetivo porque no valoramos nuestras habilidades y competencias (autoestima). Si te sientes identificadx con este pensamiento, es importante que recuerdes que te han escogido a ti para ese puesto de trabajo, lo que significa que los demás creen que tienes las competencias necesarias para hacerlo bien. Y si no es así, lo harás lo mejor que puedas, que también está bien. 

El ambiente de trabajo, lógicamente, también influye en nuestro estado de ánimo. Tener superiores muy exigentes o autoritarios, dependiendo de nuestra personalidad, puede hacernos sentir muy presionadxs y que nos marquemos metas inalcanzables. Procura no preocuparte demasiado por la imagen que das a los demás porque nunca vas a leer sus pensamientos y seguro que tu mente te está poniendo trampas. Y si realmente crees que se están vulnerando tus derechos como trabajadorx, toma medidas legales. 

Las personas entre 35 y 45 años son las más propensas a padecer estrés laboral, puesto que suelen combinar las horas de trabajo con otras responsabilidades personales como cuidado de los hijos o labores domésticas, especialmente en el caso de las mujeres.

Si tienes esta edad y un trabajo que te quita el sueño, pide cita antes de que el problema se haga más grande y sea más difícil salir de él. 

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